sexta-feira, 13 de julho de 2018

Sobre o gozo feminino e o masculino

Lacan considera que el goce genital masculino está marcado por la impronta de la tumescencia y detumescencia del pene. Un orden discontinuo signa ese placer que se consuma al llegar al límite; se trata de un goce acotado por el órgano. Prontamente advertimos la diferencia con el goce femenino: éste es un goce envuelto en su propia continuidad, impreciso e impenetrable, que hace que la mujer se experimente extraña aun para sí misma. Tal continuidad hace que la mujer no “acabe” aunque llegue al orgasmo, ya que éste no implica un corte. El verbo “acabar” expresa la cercanía del orgasmo con el fin y, al igual que “consumar”, indica que algo se realiza encontrando un límite. Se dice que la mujer puede ser “multiorgásmica” y con ello se indica que el orgasmo femenino no implica un cierre, como el del varón. Así, mientras que el hombre vivencia la experiencia del corte, en la mujer la vivencia es la de la abertura, que necesita recubrir con palabras de amor: es común la tristeza que las invade si el compañero no llama al día siguiente. Pero este simple ejemplo vale para mostrar la disimetría entre los sexos, que no solo se manifiesta en el acto sexual, sino que, en todo caso, lo ilustra de manera paradigmática.
El goce de cada uno entra en disyunción con el amor y así constituye su obstáculo más poderoso, su límite, su más cara objeción. Respecto del amor en su particularidad, el goce del partenaire lo pondrá siempre en jaque, y acaso en el instante en que en el baile de disfraces los amantes se sacan las máscaras es cuando emerge su verdadero rostro: él no es él y ella tampoco. La caída de la idealización es coetánea con la manifestación de esa cara del otro, extraña a la propia; quizás allí pueda emerger un nuevo amor más advertido de la no relación que está en su base………….
Por eso, el que ama está en posición de falta; de ahí que el amor feminice y pueda ser perturbador para muchos hombres. Y así siempre son ellos quienes se rebelan frente a la famosa frase de Lacan “Amar es dar lo que no se tiene”, afirmando, por el contrario, que amar es dar lo que se tiene. Lo que el aforismo indica es que la falta es la que se entrega al otro y que su valor es diferente de los bienes, regalos y potencia, ya que esa falta implica reconocer que se necesita al otro.
Silvia Ons/
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Clínica lacaniana del amor y los goces/
Orlando López Firpo/ Psicoanalista en Buenos Aires

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